Repito sesión en la lagunilla que queda en el Congosto, en parte para que Valen tenga oportunidad de verlo, en parte porque no estaba del todo satisfecho con las fotos que saqué ayer. Todavía volveré algún día más.
Para empezar, nos pusimos más centrados en la laguna, y muy cerca de uno de los posaderos favoritos del Martín pescador. Hubo suerte, aunque el ángulo no es el mejor, tengo que ponerle un posadero a mi altura a ver si lo coge:
De vez en cuando hay alarma general, todas las aves echan a volar, se dan unas vueltecillas en el aire y se vuelven a posar:
Los Fumareles cariblancos hacen nuestras delicias, picando a dos o tres metros de donde estamos y saliendo cada vez con un pececillo, pero no soy capaz de pillarlos bien.
Hacia las 9:30, igual que ayer, desaparecen todas las aves. Parece que se ponen de acuerdo, levantan el vuelo todas a la vez y se van a buscar otro sitio. Recogemos y nos vamos a la zona del Castillo de Calatrava, donde queremos hacer alguna sesión de Mochuelo, y a ver un dormidero de Cigüeñas que conoce Valen. El río Guadiana, al ir perdiendo caudal, deja paisajes como sacados de Cristal Oscuro, atalayas perfectas para las libélulas.
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