Mientras esperábamos a que volvieran los abejarucos, que iban y venían, nos entreteníamos con alguna Garcilla bueyera
o con este macho de Tarabilla común, que se ha tirado casi todo el tiempo en esos cardos que deben ser su posadero favorito (cosa que apunto para una próxima sesión)
Al terminar, y después de recoger, la clásica vueltecilla para ver que pillábamos por los alrededores. Una Garcilla cangrejera ha estado simpática y se ha dejado un poco más de lo que acostumbran.
Y para rematar el día, a última hora de la tarde hemos llevado a los niños de paseo a Peralbillo. Allí, sorpresa, una Garza imperial, que tantos esquinazos nos da habitualmente, a pocos metros del camino.
Y desde el hide de madera que tienen allí puesto, la mejor captura del día :)
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