sábado, 8 de septiembre de 2012

Sesión de hoy: Camino de Villarrubia

Después de mucho, muchísimo tiempo, vuelvo a salir al campo y vuelvo a publicar una entrada. En medio han pasado muchas cosas... sobre todo, equipo robado que he tenido que reponer, y aprovechando, lo he mejorado un poco. Hemos ido Valentín y yo a dar una vuelta de reconocimiento por un camino que une la carretera de Toledo con la carretera de Urda a Villarrubia, atravesando la Sierra de la Calderina. Todo monte, un sitio perfecto para poner algún bebedero con hide fijo (este año lo pondremos) y para ver la berrea, que era lo que queríamos reconocer hoy. Estaba hasta arriba de ciervos, corzos e incluso muflones, no demasiado desconfiados, aunque guardando las distancias, claro. Acababa de amanecer, asi que las luces un poco forzadas, y las fotos con algo de recorte porque era imposible acercarse más.




Después un paseíto por las tablas, como siempre, que tenían este aspecto. Poca agua, mucha fauna y muy concentrada:


En el paseo, se nos cruzó este pajarillo en dirección a las lagunas. Tiene toda la pinta de ser un azor, tengo que consultarlo.

Una vez consultado, parece que es un Halcón abejero europeo, que en esta época migran a África pasando por la península. Me parecía a mí muy grande.

sábado, 21 de abril de 2012

Parcela: Papamoscas cerrojillo

Me he salido a fumar un cigarro después de comer, y me he encontrado esta grata sorpresa. Creo que es el primer año que veo Papamoscas cerrojillos en primavera en la parcela, y más todavía con esa librea tan bonita (podéis ver la librea normal, o de otoño-invierno, en este post). Total, que me he cogido la cámara y el disparador a distancia y se la he colocado cerca de uno de sus posaderos. Es mi primer éxito con el disparador inalámbrico, jejeje, ha estado muy bien:







Es condenadamente bonito el tío :)

lunes, 9 de abril de 2012

Secadero solar

Cómo se nota que hemos estado de vacaciones xD. 

El siguiente invento chapucero es el Secadero solar. Nos va a servir este verano para secar higos, tomates, pimientos, y todo lo que se ponga por delante. De momento he probado a meter unas ramas de laurel que llevaban colgadas una semana, y seguían bastante verdes... y en una sola tarde, casi listas para consumo!! Las dejaré mañana por la mañana y ya las meto en la cocina.

Consta fundamentalmente de un colector solar y una cámara de secado. 

El colector solar está hecho con un fondo de contrachapado, unos listones y una ventana de aluminio, que se ha reducido un poco para adaptarla al tamaño de la cajonera vieja que he usado para hacer la cámara de secado. Sobre el fondo he grapado un plástico negro que me sobraba del acolchado del huerto del año pasado (poco sostenible, este año acolcho con césped).

En los listones del lado estrecho, tanto abajo como arriba, he hecho unos taladros que permiten pasar el aire. De esta forma, el aire del exterior entra en el colector, se calienta, lo que aumenta su capacidad de contener humedad, pasa a la cámara de secado por gradiente de temperatura (el aire caliente sube :-P), extrae humedad de lo que quiera que tengamos secando y sale por unos orificios practicados en la parte superior (y opuesta al entronque del colector), llevándose la humedad extraída. Tanto los agujeros de entrada de aire como los de salida llevan un trozo de mosquitera para evitar que entren insectos a comerse nuestras ricas viandas.

La cámara de secado es, como he dicho, una cajonera vieja, a la que le he puesto una puerta de una cocina vieja, para poder cerrarla, y unas ruedas de un carrito de niño que íbamos a tirar (aquí ya no se tira nada!!), para poder moverlo. Con unos restos de madera me he hecho unos listoncillos para los marcos de las repisas, a los que he añadido una malla verde plástica que andaba por ahí tirada. En la foto de abajo se ve el laurel ya casi seco, y la disposición de los agujeros de salida del aire (arriba derecha) respecto a los de entrada (abajo izquierda).

Lo mejor de todo, ni un céntimo en materiales :)





sábado, 7 de abril de 2012

Lamparillas de aceite usado

Hemos probado varios métodos para estas lamparillas. La esencia de las lamparillas parece ser conseguir mantener un trozo de la mecha por encima del nivel del aceite, que será el trozo que arda, y otro por debajo, que es el que aporta el aceite a la llama. 

En la foto de la derecha, el soporte para la mecha está hecho con un alambre enrollado alrededor de un clavo, y a cuya prolongación se le da una forma de base que le permita mantenerse por encima del aceite. A través del tubito formado por el enrollado, se pasa la mecha, que en esta ocasión es un cordoncillo de algodón (que andaba por casa, no es específico para mechas). No da demasiada luz y la parte aérea del cordoncillo se consumió a lo largo de la noche, con lo que la vela se apagó.

En el segundo método, ilustrado en la foto de la izquierda, se probaron soportes flotantes. Tras probar con varios materiales, el que mejor resultado parece dar es el de la vela de la izquierda, que es un recorte circular de un tetrabrick, algo más grande que la uña del pulgar. Al estar plastificado por ambas caras, no se empapa en aceite y no corre riesgo de arder, como sucede con el de la vela derecha, que es un simple cartoncillo. El soporte se taladra con un punzoncillo o la punta de un cuchillo y por el agujero se pasa la mecha, dejando un centímetro a cada lado del flotador, de forma que un trocillo queda sumergido y el otro queda al aire.



En esta ocasión, las mechas las hemos hecho con trozos de servilleta de papel (vale también papel higiénico), rulándolas con los dedos hasta darles forma cilíndrica, de unos 2 mm de diámetro. Estas mechas llevan ahora mismo ardiendo unas cuatro horas y no parece que se vayan a consumir pronto.

Quedaría por investigar si las lámparas trabajan mejor con mechas comerciales, y experimentar con diferentes longitudes y grosores, pero estas mechas, como mechas de emergencia, no están nada mal.

Con la cantidad de aceite que se ve en las fotos (es un cuenco pequeño, de hacerle la papilla al niño), quizá 100 ml, la lámpara puede estar encendida 24 horas perfectamente, osea que el gasto de aceite es bastante pequeño. El aceite que hemos usado es el que apartamos para reciclar tras freir pescado o cosas empanadas o rebozadas, es decir, el más asqueroso, y aún así la lámpara no huele en absoluto, únicamente al apagarla huele un poco a quemado la mecha (igual que pasa con las velas).

Iré actualizando la información a medida que investiguemos :)

Sobreviviendo a la (las) crisis: detergente lavavajillas

Me he decidido a hacer un compendio de los conocimientos ancestrales y otros trucos o chapuzas que vayamos encontrando y aplicando como forma de hacer frente a la (las) crisis que empieza(n) a asfixiarnos. Todas estas entradas, por separarlas de las de los bichos, iran bajo el tag Sobrevivir a la crisis (he decidido cambiar el tag por este, que me parece más adecuado), para facilitar su seguimiento.

Empiezo con una receta fácil que nos ha traído mi hermana Blanca vía su vecina: Detergente para el lavavajillas.

Ingredientes:

  • 200 gr de Sal Gorda (nosotros hemos usado fina iodada, que era la que había a mano, y ha ido perfectamente).
  • 3 Limones
  • 100 ml de Vinagre (del barato, no me uséis vinagre de módena)
  • 100 ml de Agua

Procedimiento:

Se triruran los limones enteros junto a la sal, tanto como se pueda (nosotros lo hemos hecho en la batidora de vaso). Se le añade el vinagre y el agua y se pone en un cazo al fuego, removiendo hasta alcanzar textura de gel.

Se deja enfriar y se mete en un bote o botella.

Se usa como el detergente habitual.

Hemos hecho dos pruebas y la verdad es que es espectacular. La primera ha sido con el lavavajillas hasta los topes (comíamos 7 personas) y programa con prelavado. Ha salido impecable. La segunda ha sido con el lavavajillas más o menos lleno, programa corto y el aviso del abrillantador encendido. A partir de ahora prescindiré de abrillantador, ha salido de anuncio.

I + D :

Estaría bien probar a sustituir el limón por más vinagre, o algún otro producto local, puesto que el limón no es cultivable en la zona y por tanto es una exposición a encarecimientos o problemas de suministro.